viernes, 30 de abril de 2010

Entre sueños, culpas y deseos.

Incluso antes de quedar embarazada, yo tenía la certeza de que íbamos a ser papás de un varón, sencillamente porque no me veo como mamá de una niña. No porque no me gusten o tenga algo contra mi propio género sino que mi mente creó un ideal auto-encasillándome en el papel de mamá de varón. Por lo menos del primero. A pesar de que ya sé cuales serán las opiniones con respecto a esto, (que no puedo pensar así, mira si es nena y se siente mal o no se siente amada cuando lea esto), es lo que siento y no lo voy a ocultar, mal que le pese a mis culpas. Demás está decir que seas lo que seas sos un bebé más que deseado, amado, esperado y te dedicaremos nuestra vida entera. Pero no puedo hacerme la superada y solo negar que una tiene, por llamarlo de alguna manera, deseos, sueños, ilusiones. La culpa es algo con lo que convivo a diario.
Después del vertiginoso positivo, del anuncio a los más cercanos, de los primeros análisis, de los miedos a que algo no anduviera bien, el hecho de que mi mundo se convirtiera en rosa o en celeste, paso a un vigésimo segundo plano. La primera ecografía pasó como un rayo, yo sola en la sala con un médico que muy fríamente me dijo que realmente no entendía por qué la médica me había ordenado una eco con tan pocas semanas (como si yo si lo supiera), pero que estaba todo bien, que el “embrión” media 0,5 cm., que era muy pronto para sentir los latidos de tu corazón pero que notaba movimientos… y yo que tenia ganas de gritar! Y de llorar (como ahora)! Y mi amor, tu papá, afuera. No lo dejaron entrar. Yo entiendo que los médicos se dedican a eso, lo hacen todo el tiempo y no van a hacer una escena dramática de emoción con cada paciente que se haga un estudio de esos… pero yo ví a mi hijo por primera vez en la pantalla y él me hablaba tan normalmente… no recuerdo que mi corazón haya latido con tanta fuerza alguna vez… embrión? Eso no es un embrión…! ese es mi hijo, es mi bebé… el bebé de la persona que dejaron afuera como si fuera un perro… Si hay algún medico al que le interese esta humilde opinión, traten de observar a un veterinario, con que pasión, amor y dedicación atienden a sus pacientes… sin ánimos de ofender, yo sé que a veces la rutina hace que nuestras respuestas, maneras de contestar o de actuar, no sean las más adecuadas. Pero tratándose de una madre, y sobre todo primeriza, no se puede ser tan frío. Dejemos la frialdad para que el mecánico se relacione con los autos, pero no permitamos que un obstetra, un pediatra, o cualquier otro especialista de la salud nos trate como si fuésemos todos ignorantes, brutos o idiotas. Si preguntamos algo, que contesten de buena manera, aunque repitan lo mismo a las trescientas mujeres que atienden por día. Entiendan que si supiéramos del tema, no estaríamos preguntándolo o sencillamente no estaríamos sentadas en sus consultorios.
Supongo que necesitaba decir esto, hace mucho que lo pienso.
Bueno, luego de este impass emocional, y de las primeras semanas de alegrías, miedos, de tratar de ubicarme nuevamente en el mundo real, sobrevinieron semanas de más tranquilidad, de pensar en vos, de lo que significas para mi vida y la de papá, de planear, cuidar los detalles, vivir con la mirada puesta en otro lugar, y situarme en una hermosa y dulce espera.
Y tengo que reconocer que nuevamente me inclino por la idea de que sos un varón. Me imagino con un varón. Cambiándote, comprándote ropita, sacándote a pasear, dándote todos los besos que tengo reservados para vos. En mi mente, soy mama de un varón.
Igualmente, debo seguir esperando un poquito más, porque aunque ya tengo la orden para hacerme la tercera eco (casi le rogué al medico que me la diera), me dijo que tal vez sea muy pronto para verte, así que no me quiero ilusionar y me tengo que seguir comiendo los codos y divirtiéndome con las teorías basadas en “hechos científicos” que aseguran, por ejemplo, mediante una simple tabla china, que si tengo 26 años y te encargamos en el mes de Enero, debes ser varón. Como si nunca una mujer de mi edad hubiese engendrado una nena en enero. O los amigos y conocidos asegurando que saben lo que sos. O el abuelo haciendo la prueba infalible de la cadenita de oro sobre la palma de mi mano. Me encanta. Que seas el protagonista de todo.
Vuelvo, porque yo en realidad lo que quería era hablarte, a vos, a mi bebé, de lo que vengo soñando estos días.
En resumen, anoche soñé con este tema por tercera vez. La primera, a los pocos días de enterarme que éramos uno, soñé que eras nena, la segunda, que eras varón y que eras igual a los hijos de Ricky Martin (?) y la última, un varón. Dicen que lo que la madre sueña por primera vez, es lo que realmente es. Veremos, veremos…
Anoche, entre sueños, me hicieron la eco, y después de saber que estabas bien, recuerdo la respuesta del ecografista frente a mi obvia pregunta: “es varón”. Me desperté con el corazón latiendo a mil por hora. Como me cambiaste la vida, hijo. Tan chiquito y tan omnipresente. Estas en mi cuerpo, en mi alma, en mi corazón, en mis sueños. En mi vida, que ya es completa e indiscutidamente tuya.

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