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Fueron 9 los meses que estuviste dentro mio, lo que inevitablemente me hace recordar ciertas cosas.
Que durante ese tiempo fuimos uno, en los que me regalaste los mejores momentos con movimientos y patadas a partir de la semana 18.
Que me despertabas por las noches, y yo tardaba casi 10 minutos en darme vuelta en la cama de la panza increíble que tenia.
Que te podíamos ver solamente a través de una pantalla y muy de vez en cuando, pero nos aliviaba saber que estabas bien ahí dentro.
Que teníamos fecha probable de parto para el 11 de Octubre, pero ese día pasó sin novedades.
Que el 12 hubo tormenta, y para muchos era indicio de que estabas muy cerca de nacer, pero nada.
Que el 13 nos encontró mirando emocionados el rescate a los 33 mineros chilenos, y la broma era que vos eras el minero numero 34 y ese día salias, pero nada.
Que el 14 cambiaba la Luna, y según me decían, era otro signo clarísimo de que ibas a nacer. Tampoco.
Que a pesar de la situación, yo no estaba para nada ansiosa. Disfrutaba de los últimos días de la panza y la lucía con orgullo por todos lados.
Que asi llegamos al 18, fecha límite propuesta por la obstetra para inducir el parto, pero ese día no había camas disponibles, y tuvimos que aceptamos un nuevo "turno" para el 19.
Y así llegaste a mi mundo para cambiar el eje de mi vida, para imponer tu presencia y moverme todas las estanterías, para pensar naturalmente en vos antes que en mi misma, para querer agregar ahora más que nunca algún granito de arena y así mejorar un poco el mundo para que seas inmensamente feliz en él a pesar de los obstáculos, para modificar de raíz todas mis prioridades, mis deseos de presente y de futuro, para enseñarme a diferenciar lo verdaderamente importante del libro de la vida.
Los primeros meses fueron difíciles, si. La adaptación es mucho mas importante de lo que creí. Y a pesar de las lágrimas derramadas por la famosa angustia post-parto, hoy puedo decir que, ese complicado período, fue hermoso. Y el balance que hoy me hago, a 9 meses de tu nacimiento es que la tarea de ser mamá es la más hermosa y gratificante. Y no me importa si no duermo cómoda de noche, si me tengo que levantar 10 veces a consolar tu llanto, si ensucias toda tu ropita reptando por toda la casa, si le robas la comida a la perra, si desordenás los cajones, si tenemos que sacar todos los adornos de los muebles para que explores tranquilo, si tenemos que dejar de ir a algún lado porque hace frío, si tenemos que cambiar destinos de vacaciones para tu comodidad... En otro momento de mi vida, por mucho menos, ya estaría inevitablemente ofuscada, enojada. Pero ahora, no. No me importa nada más que tu felicidad, tu bienestar. Te amo tanto, tanto hijo. Es verdaderamente inexplicable lo que siento.
Felices 9 meses de vida.
(Aunque pensándolo bien, son 18...)