viernes, 18 de junio de 2010

Te movés mucho, poquito o nada.



Desde que empezaste a hacerte notar con tus movimientos, lograste tranquilizar un poco a tus ansiosos padres. Cuando todavía no se me notaba la panza y mucho menos tus revoloteos, la incertidumbre era inmensa. Saber si estabas bien, o si estabas creciendo como se debía, solo podía saberse mediante una ecografía, que son mucho más esporádicas y breves de lo que uno quisiera. Se llega a pensar en alquilar o comprar un aparato ecógrafo para espiarte y corroborar que estás ahí y que estás bien. Pero claro que son ideas locas que pierden su peso rápidamente.
Pero ahora que te podemos sentir, yo desde adentro y papi desde afuera, nos genera una tranquilidad muy grande. Te siento más o menos cada tres horas o luego de almorzar, cenar o comer algo rico. En general sos bastante puntual. Pero hay veces que te retrasas un rato en moverte, porque estás cansado o simplemente porque no tenés ganas, y ahí me empiezo a preocupar. Y empiezo a pedirte por favor que te muevas así vuelvo a respirar. El otro dia después de cenar, había una inesperada quietud en mi panza, asi que con papi nos decidimos a despertarte molestándote tocando un poco la panza. No respondiste sino al minuto o minuto y medio y nos pegaste unas hermosas pataditas como diciendo: “que hinchas… a ustedes no les gusta que los despierten de la siesta…” Pero bueno, tenés que entender que tus padres son insoportables. Y por nuestro lado, nosotros tendremos que entender que no vas a estar siempre dispuesto a darnos señales de vida cada diez minutos. Y me pongo a pensar qué difícil va a ser cuando ya tengas edad para salir solo y pases horas sin llamarnos. Ahí no te voy a tener tan cerca para darte unas palmaditas como ahora y pedirte que me digas si estás bien.
Tendremos que ser pacientes… la pregunta es cómo se hace.

No hay comentarios:

swlf.lilyslim.com/TikiBlogger.php/AWAw